miércoles, 25 de diciembre de 2013
0.33
No son horas. Según para qué. Y para ponerlo aún peor, ya son 0.34.
Me gusta el sonido de nada. Las pocas veces que me decido a adentrarme en tu planicie blanca y provocadora, creo que son siempre, o casi, horas tardías.
Porque en la ducha no puedo escribir. Si pudiese transcribir lo que se mezcla en mi cabeza, mezcla de sueño y realidad recién levantada... Quizá me tildarían de persona poco recomendable ( por mi salud mental, claro, porque no tengo de momento antecedentes penales ).
Pues lo que te decía, soberbio pergamino moderno resultado de desconocidos y pestilentes procesos químicos. Me gusta el sonido de nada, porque es cuando te escuchas a ti mismo. Ahora sólo un lejano gorgoteo de una cisterna pesada que se hace presente por las noches, el tecleteo y mi cerebro dibujando ante mis ojos los pensamientos convertidos en palabras.
0.41 No me doy prisa. No me da la gana. Esto no es una competición por ser más, ni llegar a... Es puro placer. O... ¿ necesidad ? Pueden ser ambas cosas, porque cuando me decido es por el puro placer de releerme. Tal es mi vanidad. Así pues, es una necesidad narcisista casi, escribir. Y releerme. Y saborearme. Y con cierta sonrisilla pedante decirme para mis adentros " Yo escribí esto".
Y ¿ por qué hoy, ahora ? No sé.
Miento. Si sé pero no me da la gana decírtelo. Aún no me conoces ni te conozco lo suficiente. Y eso que ambas dualidades nos conocimos al mismo tiempo, cuando mi esencia y mi cuerpo se unieron para siempre, hasta que la muerte nos separe. Jajajajjajaja !!!
Quiero hablarte de algo, pero creo que no es el momento. ¡ Qué absurda tu compañía entonces ! - pensarás. Me da igual lo que pienses. Mis emociones, mi tiempo, mis acercamientos y mis distancias los manejo yo. Quizá no diría lo mismo si me torturasen. No tengo espíritu de mártir. Cantaría como el más vil de los chivatos. Pero mientras tan extremo instante no llegue, no me da la gana.
0.50 Bufffff ¡ Qué despropósito ! ¡ Qué disparate ! ¿ Por ? Acaso tu puedes divagar de día y de noche, dando la tabarra a todo el que se te acerque y... ¿ yo no? Bah !
Oigo el goteo incesante. Ya casi lejano porque me he acostumbrado a él. Ni un coche pasa por la calle. Silencio total. Días raros. Raro mi interior también. No quería hacerlo pero he de confesar que lo he leído todo. Gracias. Gracias por adorar mi entorno. Veo que lo has hecho tuyo. Ya no huelo, ni veo, ni escucho en soledad mi tierra. No todos pueden. Has pasado la prueba.
Y Manolo, ese Manolo... jajajjjaaaa sigue con su ronco quejído. La gatita se lo llevó a compartir uno de sus sueños y su gruñido martilleante la acompañó todo el día siguiente.
Preciosa la reflexión de los 21 años, madura, directa, tremenda en ese paso en el aire para dejarse envolver por las olas. Ya había esencia de literato por aquel entonces. Lástima que la vida nos lleve por los derroteros de ganarnos el pan con labores mejor pagadas y menos espirituales. Se perdió un escritor por el camino. O aún no... quién sabe.
Estoy desnudando demasiado mi alma, despojando a la alcachofa de sus hojas duras para quedarse sólo con el corazón tierno. No quiero ser vegetal. 1.02
Quiero ser yo pero sin envoltorio que me frene. Siempre esa misma angustia me acompaña. Y vuelven mis peores pesadillas al agua. Siempre el agua. Siendo un ser inmensamente felíz en ella, es como si quisiese ganarme sus simpatías para que no me haga daño. Como si en tiempos me hubiese ya arrebatado de mi ser.
Si hay reencarnación de almas en otras cosas, en algún momento de mi existencia perecí, entregué mi vida en ella. Me ahogué. Me hundí. Descendí al fondo viendo la vida escapar ante mis ojos. Pero con paz . La que dicen es paz de los ahogados. Placer en la muerte. Adormecimiento y final.
No me aterra. De hecho creo que me atrae de algún modo. De ahí que me sobrecogiesen tus palabras. Dar ese paso en el aire, al borde, al límite de lo que sería quedarse y ver en qué consiste la propia vida, o dejarse llevar y poner un fin buscado a todo. A todos. Para no tener más idas y venidas. Más dudas. Más miedos.
Porque la vida misma es puro miedo. Pura espera. No saber qué, cuando, cómo,... Y mientras vamos tirando. Haciéndolo mejor o peor según los casos. Sin certezas de ningún tipo.
1.12 ¿ Debo terminar ? Posiblemente terminaría esta absurda reflexión insomne de una vez por todas. Pero la gatita me necesita aún. O eso quiero creer para aferrarme a algo. Quizá sea prescindible. Todos lo somos. El recuerdo pasa rápido y el dolor ácido deja sitio a una imagen distorsionada y dulce de quien ya no está. Yo hablo con los ausentes. Incluso con los que nunca he conocido.
Con las fotos de aquellos que aportaron sus pequeños átomos para tener su trozo de historia. Les respeto porque no sé nada de sus vidas, pero estuvieron aquí antes que yo. Y quizá con grandes dificultades. Y son olvidados, tirados en cajones, escaparates y fríos suelos donde sólo los recuperan seres extraños por alguna rara afición.
La síntesis de todo. El revulsivo de todo, es que te leí aunque no quería. Ya te lo he dicho. Lo sé.
Y se me hace extraño y doloroso no decirlo de palabra. Quizá tu ya no me leas.
Me abandones en el silencio del blog.
1.21 Recuerda. Me gusta releerme. Voy a por mi ataque de vanidad.
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