sábado, 25 de octubre de 2014
Ya no quiero ser la vela en este barco.
Ni el mástil donde apoyes tus deseos.
Deja que marche en busca de otros vientos.
¿No ves que me ahogo sin remedio?
El hombro que encontraste ya no es firme.
Mis manos no sostienen más las tuyas.
Dejaste mis besos en el aire.
Me escondo del dolor en la penumbra.
Creí verte ayer entre la gente.
Ansiando el abrazo y la ternura.
Huiste sin dar tiempo a que llegase.
Perdiste sin remedio.No fuí tuya.
La plaza donde debimos encontrarnos.
Los ojos que cruzarse no pudieron.
Las risas que quedaron sin reirse.
Los versos que eran de amor... no se escribieron.
domingo, 19 de octubre de 2014
Poema de Begoña Abad.
Me lo enviaron y lo reproduzco...porque me parece precioso
La medida de mi madre
No sé si te lo he dicho:
mi madre es pequeña
y tiene que ponerse de puntillas
para besarme.
Hace años yo me empinaba,
supongo, para robarle un beso.
Nos hemos pasado la vida
estirándonos y agachándonos
para buscar la medida exacta
donde poder querernos.
Me lo enviaron y lo reproduzco...porque me parece precioso
La medida de mi madre
No sé si te lo he dicho:
mi madre es pequeña
y tiene que ponerse de puntillas
para besarme.
Hace años yo me empinaba,
supongo, para robarle un beso.
Nos hemos pasado la vida
estirándonos y agachándonos
para buscar la medida exacta
donde poder querernos.
jueves, 16 de octubre de 2014
Hoy mi corazón se debate entre la luz y las sombras.
Entre la calma y la tormenta.
Entre la risa y el llanto.
Entre la lucha y la derrota.
Entre vivir o morir.
Oigo el crujir de sus fibras, el agónico suspiro de sus células, el lento fluir de la sangre...
Me duele el alma. Me duele el cuerpo. Me duelen los recuerdos. Me duelen los ojos por las lágrimas vertidas.
Como una fiera enjaulada me muevo.
Como un loco en su locura.
Como si me amarrasen las manos.
Como si ahogasen mis gritos.
Como si se me fuese la vida.
¿ Últimas bocanadas son éstas y me rindo sin lucha ? ¿ Entrego mis años vividos y me arrojo a las sombras ?
No podré luchar contra un enemigo invisible al que no le pongo cara. No podré saber dónde se esconde ni saber si me vigila. No podré defenderme si no tengo espada. No podré más que pedir clemencia, gritarle, llorarle...mientras mi cuerpo se rompe. Se quiebra.
Miraré de frente mientras pueda.
Mantendré fija la mirada.
Moveré los labios para oírme.
Me diré que acepte lo que venga.
Marcharé...quedaré...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)