martes, 28 de agosto de 2012

Encuentro.



   

       Me acerqué a esta tierra poco a poco, intuyéndola al principio desde la distancia.

       Sabía de su existencia y, sin embargo, nunca tuve la avidez que ahora tengo por hacerla 

también mía.

     Donde yo abrí mis ojos,los sentidos se envuelven en luces grises y aromas de tierra mojada, de 

salitre espesa y madera cargada de años.

    Las piedras mismas, limadas y amansadas por los vientos, transmiten su historia a través de su 

piel rugosa y sus oquedades.

     Pero ese es el color, el olor y el tacto de mis recuerdos primeros. El despertar de las

 sensaciones que trascienden más allá del cuerpo. El sedimento de vivencias posteriores que 

conformaron mi forma de percibir las cosas. El origen, incluso, de una forma de ser, de un 

 carácter no exclusivo si no colectivo, por lo que a todos y a cada uno nos entra en los poros, en 

las pupilas, en el alma, ...

     Y tuve la fortuna de que esa alma mía fuese, por puro placer, viajera. No fué obligada a salirse 

 del regazo cálido por necesidades extremas.

     No arrancada contra su voluntad de las voces y las risas que le eran familiares.

     Tener la suerte de elegir el destino de los pasos, fue en épocas, privilegio de unos pocos. Yo 

 pude elegir por fortuna los míos, hasta donde la memoria me alcanza. Enriqueciéndome de cada

mirada, de cada paisaje y de cada palabra.

      Hoy me encuentro aquí ,a las puertas de entrar en otro mundo nuevo. Con los nervios 

alterados por la emoción de este momento. Con el ansia de absorber en segundos una vida 

entera. 

       Inundarme de tu luz , del calor de tu sol en mi piel ,  del viento que riza la superficie de tu 

mar, ... es lo que dará sosiego a mi maltrecha y viajera existencia .

      Hasta aquí he llegado casi por sorpresa , porque nunca he calculado las coordenadas de mi 

destino. 

      Sintiendo la emoción previa de lo que verán mis ojos asombrados.

    Sensaciones nuevas nunca antes saboreadas , me empujaron hacia a ti sin yo saberlo y  por ello , la vida me obliga ahora a percibir las cosas con otra mirada . Ha llegado el instante en que , como un puzzle , las piezas recogidas deben ir poco a poco ocupando su sitio .
      
           No sabría decir con seguridad si me invade la alegría o el miedo . No conozco el final de este camino y esta incertidumbre pone en alerta todos mis sentidos . De cualquier manera es excitante comprobar que , a pesar de la carga que llevo a mi espalda , aún tengo la energía y el ansia por adentrarme en tus lugares.

           Reposar mi cuerpo en la calidez que desde la lejanía me ofreciste , alimentó por momentos mi cansancio . La perspectiva de una paz duradera para mi alma mantuvo en pié el ánimo perdido.

          Quisiera dilatar en el tiempo este instante . Sentirme al borde del 
precipicio sabiendo que tu estarás allí para sujetarme . La sensación de vértigo que lo domina todo impulsa , a gran velocidad , la sangre por mis venas . Así se sabe que se está vivo .

          Respiro hondo y .... ¡ ya !

         Ya voy hacia ti . Me dejo caer.

          No quiero pensar ni un minuto más en todo aquello que nos ha separado .

         Todo mi ser es arrancado por la fuerza que me lleva hacia donde tu estás . Dejo espacios vacíos detrás  de mi , estelas rizadas que como manos sinuosas me elevan del suelo , haciendo más intensa esta sensación de abandono .

          Placer y dolor . Risa y llanto . Fotogramas de mi vida que pasan velozmente ante mis ojos aún cerrados . Remolinos de vivencias y batallas , de heridas que creía ya cerradas . 

          Y .... de repente ..... la nada . 

          La quietud . El silencio . 

          Nacer de nuevo.

          Poco a poco voy notando la luz , tu luz . La que iluminó también todas tus estancias , perfiló tu silueta en las calles que pisaste y dibujó tus sombras .
         Empiezo a sentir el calor de tu sol , el que te acompañó en las tardes de juegos de tu infancia y  los paseos de la mano de tu juventud  enamorada .

         Mis cabellos también se agitan por tu brisa , la misma que hizo volar las velas de tu barca  y refrescó , en memorables noches de verano , tu cara.

         Tu mar .... tan distinto al mío .... El mío infinito , el tuyo delimitado . El mío por desconocido , temido , el tuyo transitado con agrado .

         Luz , sol , brisa , mar .... nada me es ajeno . Cuatro elementos que forman parte activa de mis recuerdos . Con ellos en mi memoria caminé por la vida sin notar su ausencia , porque los llevaba muy dentro .

         Aquí también los tengo . Nada me inquieta . Por eso sé que estoy en casa .

        Sin tiempo apenas de disfrutar de este momento , me siento arropada al instante por la fuerza de tu abrazo . Hundo mi cara en tu paisaje y , lentamente , con la emoción de un niño , voy abriendo los ojos .

        Una explosión de colores , de contrastes , entran por mis pupilas . Bocanadas de aire nuevo por mis pulmones . Aromas entremezclados de azahar y sal .

        Y en medio de todo .... tú .

       Tú dominándolo todo . Tú como el guía que hasta este paraíso me ha traído. Tú esbozando una amplia sonrisa y ofreciéndome tus manos . Tú , el final de mi viaje .

         El sabor de las lágrimas que inundan mi cara , refuerzan las sensaciones . Estoy aquí . No lo he soñado . Ha sido dura la travesía pero , podré por fin 
descansar, dejar de caminar por senderos polvorientos , por desiertos llenos de espejismos , por bosques que hendían en mi sus ramas.

        Borrar de mi ser todo mi pasado , ofrecerme a ti como un lienzo en blanco . Ser hoja en la que escribas tus más bellos poemas , palabra que con dulzura , al decir mi nombre , se escape de tus labios .

        Fundiéndome en ti me hago más grande y al mismo tiempo , lleno de vida tu grandeza . 

       Ya no estamos solos en medio de la nada . Somos uno solo que duplica por dos su fuerza , su inquietud por vivir las cosas , por disfrutarlas porque ha ampliado su mirada . La unión de pasado y presente para construir un futuro nuevo . La esperanza de un mañana compartido .

        Tu sentir es ya mío y el mío también te pertenece.

        Unimos nuestras dos tierras , oriente y occidente , nuestros dos mares , nuestra brisas y nuestras tempestades , nuestro sol cálido o frío ,..... y nuestra luz .... ¡ tan diferente ! Es ella quizá la que más nos separa , la que más nos complementa , la que da más o menos intensidad a nuestras emociones . La tuya es rabiosa , violenta , encrespada . La mía en apariencia más sinuosa , más monótona , quizá menos viva .

         Pero de la unión de ambas creamos una luz nueva y llena de matices . Una luz que lo ilumina todo , que no deja espacio a la negrura de las dudas , de los miedos , de las carencias . Es la luz que juntos irradiamos , que volvería a ser incompleta si uno de los dos faltara .

        Nos hemos encontrado a mitad de camino. En el momento justo. En el lugar preciso. Ya no sabremos jamás que habría sido de nosotros, de seguir caminando separados por el lado menos amable de la vida. Arrastrados a la oscuridad de un pozo sin fondo. Con las gargantas en carne viva por pedir a gritos no ser invisibles. 


        Yo te buscaba sin saberlo y tu me añorabas aún sin conocerme.


        Encontré en tu dureza la amargura de la verdad. La que se escondía entre las palabras huecas de los aduladores. Esa verdad que se resistía a encontrarse cara a cara conmigo. La que me empujaría a despojarme de mis viejas ropas y vestirme, para tus ojos, con las galas de un día de fiesta. Otros me verían, si, pero el perfume de mi piel, ya ajada por el transitar de la vida, sería solamente olido por ti en la cercanía.


       Y tú... que ya nada esperabas. Que en un remolino de noches y días ibas enredándote entre risas falsas e historias vacías... Has suavizado tu mirada y tu gesto. Has adornado tus palabras con dulzura, para mí. Solo para mí.


       No me digas que un día has de dejarme. 


       No he viajado hasta aquí para volver a ser pareja de la soledad.


       El horizonte de tu mar me inquieta cuando lo miro, igual que tus palabras. Esa fina línea que delante de mis ojos, separa el lado visible de lo desconocido, me remueve por dentro y me hace buscar tu sonrisa amable y tus brazos protectores.


      Nos abandonaremos uno al otro, algún día, si.


      Pero no nos dejaremos, como dices. Ya estamos impregnados con la misma sal y seremos, por siempre, la misma gota de lluvia que eternamente moje la tierra que me vió partir hacia tí un día, para derramarse, de nuevo, por tus paisajes.


      


      
  

           

          

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