Capítulo Sueños...
¿Qué puedo incorporar a este espacio? ¿Algo propio, material, intangible, ideal, realista, surrealista,...?
Porque... ¿cómo describir los sueños? Anhelos, íntimos deseos, esperanzas posibles ó imposibles, metas, objetivos reales ó no, ilusiones morbosas, ...
Los míos están entre todos esos, porque son visibles e invisibles, tangibles y etéreos, posibles e imposibles, íntimos y públicos, individuales y generales,...
Creo que forman parte de nuestro sustento diario, que nos amarran de cierta forma al día a día, para que no soltemos amarras y alimenten nuestras esperanzas, que dan vida a nuestra alma. Sin un sólo deseo en nuestro ser estamos muertos. Ya no precisamos nada que nos aliente, que nos alegre y nos ilumine la mirada.
Sin sueños nuestros ojos no brillan, se hunden en una negrura angustiosa que hace que los demás rehuyan nuestra compañía.
Por otra parte esos sueños también se alimentan del conocimiento, de la evidencia, de la comparación.
No queremos ni deseamos lo que no vemos, no conocemos, no sabemos que existe siquiera. ¿Cómo puede alguien del llamado tercer mundo desear el último grito en tecnología, si ni siquiera tiene sus necesidades más básicas cubierta? ¿o si no tiene noticia alguna sobre ese objeto?
Por ello hay que empezar por lo básico, por lo que todo ser vivo desea nada más llegar a este mundo. El calor, el abrigo, la calidez del beso, del abrazo, el amor materno.
Y luego el alimento, el sustento que calme nuestra sed y nuestra hambre. A un tiempo la protección del frío, del calor, del enemigo...
¡Cuántas cosas nada más llegar a la vida!
Y luego, claro, según tengamos la suerte de abrir los ojos en un punto geográfico o en otro, pues culturalmente nuestros sueños también pueden variar. Desde el propio núcleo familiar ya se nos entrena para desear según qué cosas (si están mejor o peor vistas).
No es nada fácil profundizar en esto si uno lo piensa bien ¿no?.
Personalmente me gusta acostarme, cerrar los ojos y no tener grandes preocupaciones que me quiten el sueño. Sentir paz de alguna manera y no dejar espacio a la mala conciencia. Dejar que imágenes apacibles invadan mi cerebro y no me atormenten.
Pero ¿y en el plano material, terrenal y real?
Jajajajajjaa desde el añorado chalet con piscina, hasta la tranquilidad de una buena suma de dinero que me de seguridad de por vida. Es lo típico.
Y la salud, física y mental. Un clásico también.
Creo que también podemos confundir deseo con ilusión ó ¿son lo mismo?
Porque no es el nombrado chalet con piscina, es el terrenito, no escandalosamente grande, con las vistas soñadas y con la casa de tus sueños. Tampoco un palacio frío y ostentoso. Es la parcelita donde vivir con tus cosas, rodeado de tus recuerdos y donde puedas dar cabida a las personas que llenan tu vida. Es la piscinita que refresque los rigores del calor. El jardin que te ate a la tierra y te dé la satisfacción de sus flores y sus frutos. El espacio donde respirar aire puro mientras el viento suave mueve tu pelo. Tu guarida. Tu reposo. El reflejo de tu interior. Paz y tranquilidad. Sin mayores lujos.
Y moverse. Viajar. Conocer a fondo personas y lugares. Embelesarse con las maravillas del mundo. Gozar de los olores y los sabores que habitualmente uno no disfruta o no conoce.
Amar y ser amado. Por verdaderos amigos. Por familia. Por tu media naranja.
¡Vaya, a lo tonto la lista de deseos se hace larga e interminable eh?
Eso es porque mi vida, por fortuna, se desarrolla en un punto geográfico sin mayores problemas, que la enfermedad no hace mella ni en mi ni en mis seres queridos, que tengo techo y comida. Que me siento querida y que quiero. Que no paso los rigores de los cambios atmosféricos. Que... ¡tantas cosas!
Si mi lista de deseos, en realidad, se ciñe a extras o caprichos de los que quisiera gozar, debo darme por satisfecha y agradecer todo lo que tengo.
Y eso intento hacer todos los días.
Si no fuese así otro gallo cantaría.
Esos son los míos pero ¿y los tuyos?