viernes, 5 de septiembre de 2014
Perdiendo los sentidos
Estoy desvelada, de ahí que tenga la necesidad de ponerme a escribir a estas horas.
Ultimamente no dejo de entristecerme por como el paso del tiempo, de los años, hace mella en nosotros. Transforma a titanes en meras marionetas desmadejadas. A ídolos en peleles. A padres llenos de energía en ancianos a los que ahora hay que proteger y abrazar, cuando hace no tanto, era uno mismo el protegido y abrazado.
Estos pensamientos me carcomen por dentro, porque no son ideas vagas que hayan decidido invadir mi cerebro de repente. Son reflejo de vivencias y análisis diario.
Incluso me dió por darle la razón a James Dean, cuando decía ( o eso se le atribuye ), que hay que vivir deprisa y morir joven para dejar un cadáver bonito. Evitas la decrepitud y la dependencia.
No es malo vivir o cumplir años. Lo malo es como se vive y cómo se cumplen esos años.
Evidentemente, y aunque sólo fuese por caridad, hay que atender las necesidades de cualquier ser humano que, al final de sus días, no se valga por si mismo y dependa de los que le rodean para casi todo. Pero es duro, muy duro. Y nosotros miramos para otro lado no queriendo asumir que, de no palmarla antes, viviremos algo parecido dentro de nada. Que la vida pasa muy rápido, oye.
De ahí la proliferación de Centros de día, Geriátricos más o menos dignos, ayudas a domicilio,... que a los aún no moribundos, nos facilitan la tarea.
De ahí toda esta pesadumbre.
No sé si con el paso del tiempo uno, ya carente de pudores y vergüenzas, es en realidad más auténtico que nunca en su vida. O si el cansancio de vivir nos deteriora los sentidos poco a poco hasta volvernos del revés.
Puede que un poco de ambas cosas. Me da miedo pensar que yo, por esas circunstancias, pueda provocar algún "daño" a las personas que, queriéndome, estén cerca de mi cuando yo me vaya apagando. Bonito recuerdo les dejaría. Aunque también sé, por experiencia, que si de verdad te quieren, eso se perdona y se quedan con lo bueno de tu paso por este valle de lágrimas. Y hasta pueden reirse de las anécdotas surgidas de un orinal que se cae, de las noches en vela bailando en cueros o del susto que produjo aquel sorbo de agua que se empeñó en ir por otro lado.
¿Qué seré si llego a la edad dorada? ¿qué parte de mi carácter aflorará en esos tiempos? ¿seré dócil? ¿seré impertinente? ¿me haré querer ó por el contrario mis allegados se repartirán resignados horario para estar conmigo porque no les queda otra?.
¡Qué lástima!
Y cosas opuestas como la dulzura y la amargura, la aceptación y la rebeldía, la sumisión y el caos... aparecen casi sin avisar.
He vivido con seres queridos que aún teniendo un fuerte carácter, han replegado sus alas y se dejaron hacer sin dar apenas problemas, aunque fisiológicamente a veces fuese complicado. Hasta en su despedida lo hicieron calladamente, con un suspiro.
Otros dejaron aflorar aún más sus manías y descontentos, hiriendo (incluso de forma intencionada) al que les colocaba la almohada.
Entonces... ¿quienes somos? ¿cómo somos en realidad? ¿somos los seres comedidos y domesticados que sonríen la mayor parte de la vida? o por el contrario... ¿los que liberados de normas y amparados en las arrugas y las canas sueltan la lengua, el gesto, la mirada y hasta la mano, en el ocaso de la vida?
Se dice, si no me equivoco, que los niños, los borrachos y los locos, son los más sinceros. Añadiría que las personas, en la ancianidad también. Incluso demasiado. Mujeres y hombres que piropean con descaro, que hacen comentarios que producen sonrojo, que se saltan las normas sociales preestablecidas,...
No sé si preocuparme o consolarme convencida que no será mi caso.
Mientras tanto debo coger aire, tragar saliva y, dentro de lo humanamente posible, pintarme una sonrisa para atender a quién aún me necesite, esquivando eso si, el cojín que vuela sobre mi cabeza, recogiendo en el aire el vaso lleno antes de estallar en mil pedazos en el suelo, o haciendo oidos sordos a una frase desafortunada sobre mi gordo trasero.
Paciencia.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario