miércoles, 31 de diciembre de 2014




     Cada vez que suena la última campanada... pasa lo mismo : griterío, alborozo , risas , llantos , besos ... Una explosión de sentimientos donde se agolpan recuerdos e ilusiones futuras. Un año entero por delante para escribirlo, como un folio en blanco. Buenas intenciones, mejores deseos, cosas por hacer... Todos tenemos dentro esa ansia del estreno.

     Este año que se ha ido, que se ha llevado a personas importantes de nuestra vida, que nos ha dejado huecos imposibles de tapar, que ha barrido de golpe sueños irrealizables,... hace que pongamos nuestro corazón en el que entra ¿qué me traerá?.

     Pues nada más y nada menos, todo aquello que quedó en suspenso un minuto antes, un segundo antes,... Lo que ya estaba en camino, lo que dejamos a medias, ... y también todo aquello que emprendamos o tengamos el valor de realizar.
     El año nuevo traerá todo aquello que nosotros hagamos o, en todo caso, aquello que aún no haciéndolo nosotros, pues hayamos puesto alguna semilla para que se realice. No todo será obra exclusivamente nuestra.

     Y también está el azar, la sorpresa, en definitiva, la vida misma, que juega también sus cartas. 

     Este año he tenido un sólo deseo, un sólo pensamiento. He cerrado los ojos mientras las campanadas sonaban e iba tragando las uvas más pequeñas que encontré (no me gustan). Este es el año de YA ME TOCA SER FELÍZ.

     ¿ Y qué se encierra en ese deseo ? pues muchas cosas. No voy a revelarlas evidentemente. Quizá si el 1 de Enero del 2016 aún esté por aquí....

     ¿ Salud, dinero, amor ? Paz en el alma, serenidad, aceptación, positivismo,... Que no me falte nadie. Seguir teniendo techo, comida y abrigo. El amor de los míos. Tranquilidad, sosiego, buenas experiencias, buenas ideas, buenos amigos.

     Que todo ocupe su espacio, su sitio. Que cada pieza encaje. Que la tensión se relaje. Que la oscuridad desaparezca y entre la luz a raudales. 

     Que mi sonrisa sea una constante y mis ojos brillen más veces. Que pueda dar muchos abrazos y muchos besos. Que sea más natural y más habitual en mi decirle te quiero a las personas que quiero. Dejar mi impronta en ellos y en las cosas que haga, para que si me voy un día, quede mi recuerdo, pero alegre.

     Disfrutar más a menudo de lo que tengo. Valorar el aire que respiro y los amaneceres. Todos ellos. Agradecer cada día que pase explotándolo al máximo, como si no hubiese más oportunidades. Exprimir cada rayo de sol que caliente mi piel y cada gota de lluvia que empape mi pelo. Oler la tierra, el mar, el aire.
Saborear cada trago de agua o de vino.

     Dejar de soñar tanto y actuar más. Ponerme en movimiento. Caminar, caminar, caminar en todos los sentidos.

     En una palabra: VIVIR.

     Y esperar un golpe de suerte porque este año ya me toca. Lo sé. 

     Felíz 2015 ...


sábado, 27 de diciembre de 2014

 





      Probaré a mirarme desde lejos. No decir cuáles son mis sensaciones. Ni siquiera sucumbir al placer de los excesos verbales. Pasar de puntillas por mis recovecos y no entrar en los detalles. Olvidar algunos de mis sentidos. Hacer caso omiso de esas percepciones. Callar a golpe de tecla rápida cualquier intento de contar demasiado de mí. 

     Disfrazar con palabras huecas algunas cosas obvias. Esconder entre comillas todo lo que sé que te asusta. No abusar de los puntos suspensivos para que no se me confunda. Darte el gusto de tener que adivinar por tu cuenta. Ceñirme a las primeras impresiones sin dejar que se transformen en terceras. No cerciorarme, a cada paso, que resulto demasiado transparente.

     Transformar mi normalidad en normalidad extrema. Sentir que fluye todo hacia afuera sin por ello torturarme. No cambiar del blanco al negro o del frío al calor sin  probar los espacios intermedios. Dar cabida a lo que de verdad importa. No tener miedo ni provocarlo. Indagar sin resultar demasiado curiosa. Perderme en lo nuevo que ya era viejo y estar al día. 

     En una palabra... ver con otros ojos, tocar con otras manos, oír con otros oídos, paladear con otra boca y escuchar a través de otros oídos. Ser otra persona. Olvidarme de mi misma. Desaparecer para volver a ser de nuevo. 

viernes, 26 de diciembre de 2014



     Vamos a encontrarnos donde el viento no nos robe las palabras. 
     Donde los ojos se posen en espuma blanca y rumor de olas. 
     Quiero dejar mi cabello a merced del aire y de tus dedos enredados.
     Sentir la sal y tus risas mezcladas con las mías.

     Pasear descalza sintiendo cada grano de arena mojada, allá donde hace un momento lamía el agua el borde de la playa.
     Frío hielo entre los dedos que despiertan la sangre a cada pisada.

     Luz intensa que atraviesa los párpados cerrados y dibuja volutas de colores en el espacio cuando los abro.
     Mano tibia, abrazo largo, caricia de seda que desciende por la espalda.

     Caminas sólo y te veo en la distancia.

     Me entretiene dibujarte mientras te acercas ajeno. Niño que juegas con las caracolas. Pensamientos felices adivino en tu sonrisa. Manos que a mi me rozan y peinan ahora tus cabellos. Ojos dulces que a mi sóla me acojen. Labios que no quisiera que el aire rozara.

     Vamos a encontrarnos medio perdidos en la nada.
     Donde el abrazo nos aleja del mundo y sobran las palabras.
     Quedémonos sólo con la música de las aves, de los vientos y los mares.
     Seamos en este instante un sólo amante.
      
    
     

viernes, 28 de noviembre de 2014

     Parecía que aquélla lluvia intensa no iba a terminar de caer nunca. Aburría ya mirar por la ventana y tener que limpiar el vaho de los cristales, para poder vislumbrar algo de lo que pasaba en la calle.
     En casa se estaba a gusto porque la chimenea llevaba encendida toda la tarde. Siempre me gustó ese olor característico a madera quemada, a brasa, a rescoldo. 
     Cerré los ojos un instante para evocar imágenes de mi memoria relacionadas con ese olor. Recordé viajes familiares, reuniones con amigos, comidas copiosas, amores, ...
     ¡Cuántas cosas nos vienen a la mente al percibir un simple aroma!
     Me crucé de brazos y lancé un suspiro de resignación. Lo que quedaba de día ya no prometía mucho. No tenía planes para esa noche, ni nada que me apeteciese leer. Quizá acompañar mis paseos nerviosos por el salón con algo de música de fondo.
     Clásica no quería poner porque seguro que, influenciado por el ambiente, me daba por oír piezas demasiado melancólicas. Puede que algo de jazz me viniese bien.
     No tenía ganas de pensar y escogí al azar. También era una forma de sorprenderme a mi mismo.
     Con los primeros compases sentí la necesidad de hacer perfecto aquel momento tomándome una copa de vino.Me serví lo que quedaba de la botella que había abierto para comer.
     Me senté en el amplio sofá, frente al fuego y con la copa entre las manos. La mirada fija en los pedacitos más pequeños de madera incandescente. Sentí una enorme paz en mi interior. Una ausencia total de malas vibraciones. Estiré las piernas sobre la mesa y tomé un sorbo de vino.
     No podía pedir más. Estaba en la casa de mis sueños. Rodeado de todas aquéllas cosas que siempre me habían hecho felíz. Dueño de mi vida. Realizado plenamente en mi profesión. Disfrutando de un momento único.
     No sé por qué diablos las lágrimas asomaron a mis ojos...

lunes, 10 de noviembre de 2014

Qué hay en nada...

Que hay en nada



Puede que el aire se la lleve.
Puede que se agarre y no se deje.
Puede que la venza el cansancio.
Puede que no quiera ella. Puede.

Quiere que la quieran,eso quiere.
Quiere que la dejen y la olviden.
Quiere ser la lluvia que te moja.
Quiere ser, no ser...¿qué quiere? 

Partes de sí misma se diluyen.
Otras se quedaron en los gestos.
Sólo la recuerdan unos pocos.
Deja sus miradas y sus versos.









sábado, 25 de octubre de 2014




Ya no quiero ser la vela en este barco.
Ni el mástil donde apoyes tus deseos.
Deja que marche en busca de otros vientos.
¿No ves que me ahogo sin remedio?

El hombro que encontraste ya no es firme.
Mis manos no sostienen más las tuyas.
Dejaste mis besos en el aire.
Me escondo del dolor en la penumbra.

Creí verte ayer entre la gente.
Ansiando el abrazo y la ternura.
Huiste sin dar tiempo a que llegase.
Perdiste sin remedio.No fuí tuya.

La plaza donde debimos encontrarnos.
Los ojos que cruzarse no pudieron.
Las risas que quedaron sin reirse.
Los versos que eran de amor... no se escribieron.

domingo, 19 de octubre de 2014

Poema de Begoña Abad.




Me lo enviaron y lo reproduzco...porque me parece precioso


 La medida de mi madre


 No sé si te lo he dicho:
 mi madre es pequeña
 y tiene que ponerse de puntillas
 para besarme.

Hace años yo me empinaba,
supongo, para robarle un beso.

Nos hemos pasado la vida
estirándonos y agachándonos
para buscar la medida exacta
donde poder querernos.

jueves, 16 de octubre de 2014





Hoy mi corazón se debate entre la luz y las sombras.
Entre la calma y la tormenta.
Entre la risa y el llanto.
Entre la lucha y la derrota.
Entre vivir o morir.

Oigo el crujir de sus fibras, el agónico suspiro de sus células, el lento fluir de la sangre...


Me duele el alma. Me duele el cuerpo. Me duelen los recuerdos. Me duelen los ojos por las lágrimas vertidas.


Como una fiera enjaulada me muevo.

Como un loco en su locura.
Como si me amarrasen las manos.
Como si ahogasen mis gritos.
Como si se me fuese la vida.

¿ Últimas bocanadas son éstas y me rindo sin lucha ? ¿ Entrego mis años vividos y me arrojo a las sombras ?


No podré luchar contra un enemigo invisible al que no le pongo cara. No podré saber dónde se esconde ni saber si me vigila. No podré defenderme si no tengo espada. No podré más que pedir clemencia, gritarle, llorarle...mientras mi cuerpo se rompe. Se quiebra.


Miraré de frente mientras pueda.

Mantendré fija la mirada.
Moveré los labios para oírme.
Me diré que acepte lo que venga.
Marcharé...quedaré... 



sábado, 27 de septiembre de 2014



Con los puños apretados... salí a tu encuentro. Ya no estabas.
Eras como un tren al que ves salir mientras corres por el andén.
Ya no hay tiempo. Tiempo. Tiempo....
Veo partir a la máquina pero no te veo a ti.
Despedida frustrada. Abrazo vacío. Beso en el aire.
Ya estás lejos.

Lejos de mi y de todo. Creo que ni tú sabes a donde vas. Y tienes miedo.
También yo lo tengo.
Por si te pierdes. Si sufres. Si sientes.

Te deseo lo mejor. Juro que te lo deseo.
Te quiero tanto que... se me hará difícil no verte de nuevo.
Tengo tus fotos, si. Cierro los ojos y estás a mi lado.
Todo es reciente.
Deja que actúe el tiempo. Tiempo. Tiempo...

Maldito tiempoooo!!!!!
Que todo lo arrebata, todo revuelve, todo acelera cuando lo quieres lento.
Todo destroza. Todo arrastra. Todo mata. Todo.
Me rebelo. No lo acepto.
¿Qué gano? Nada.

Así que quedaré con la mano en alto, en un amago de despedida.
Prefiero siempre un ¡hasta luego!
Sabes que te quise. Sabes que te quiero.
Perdona si no te lo dije...

Hasta pronto. Cuídate. Cuídanos. Un beso.


( Gracias por hacer de mi, parte de lo que soy. Por no irte antes. Vete tranquilo. Reúnete con ella. No estarás sólo. )

jueves, 25 de septiembre de 2014



       Entra.... no te quedes ahí en la puerta. Acomódate como en tu casa. 
     Descálzate. Puedes caminar por la madera. Quiero que sientas que te abro mis espacios.
     Respira... huele... observa... puedes tocar también si quieres.
     Imprégnate de mi en esta sala. Todo lo que hay me representa.


     Espérame. Quisiera ofrecerte algo que hice. Pensaba en tí cuando llegabas.

     Domina tus ganas. Aún es pronto para que te pierdan esos nervios. Calma.
     Risa. Me gusta cuando sonríe tu mirada. Dice que es verdadero lo que sientes.
     Incluso cuando callas hablas. Contigo se van mis miedos.


     Escucha... la sangre fluye por tus venas. Avanzas hacia mi sin asustarme.

     Dedos que recorren con suavidad mi cara. Roce de deseo hay en tus labios.
     Ramas son tus brazos y de tu ser no huyo. Siento que me envuelves.
     Inmóviles quedamos para siempre. Tardaste en encontrarme. La vida nos espera. 
     

lunes, 22 de septiembre de 2014

 

   




     Ya no son sólo las sienes blancas. La nívea cabeza se distingue en la distancia, aún entre multitudes.
     Blancas también las manos, envueltas de un velo transparente tan fino que parece quebrarse.
     Perfil desdibujado donde hubo gallardía.
     Mirada inquieta.

     Cuan soberbios somos creyéndonos reyes. Traspasando fronteras y alzando voces.

     El tiempo trabaja en nuestra contra y desde nuestro pedestal efímero no atendemos su llamada. Tal es nuestra sordera.

     El espejo nos insulta cada mañana y  lo miramos de soslayo. Impertinente en su insistencia.

     La podredumbre vestimos de perfumes disfrazando los hedores de la muerte. ¡ Calla ! ¡ Ni la nombres !  ¡ A mi mesa no se sienta esa Señora !.

     Los barrotes de la jaula, frágiles, se derrumban. Como las columnas que sostienen nuestro castillo que de naipes parece.

     Cuando miras hacia adentro ni palpando encuentras nada. Las huellas de tus dedos se diluyen. La habitación está deshabitada.. Abre ventanas si quieres, pero el aire ya no penetra en tu casa. El aire pesado cae sobre tus pies y los arrastra encadenados.

     Te ahogas sin remedio y no dices nada. No puedes. Mar en calma. Sales por esa puerta que un día traspasaste para regresar ahora. Meceremos tu recuerdo los que aquí quedamos. Larga espera. No sé si habrá reencuentro.

     Blanco. Blanca luz. Camino iluminado dicen los que alguna vez lo sueñan.

     No tengo miedo pero no quiero olvidar el tacto y los aromas. Los sonidos de las voces y las pisadas. Los colores y las formas.

     Ya no es el cabello. Ya no es la palabra. Ya no son miradas. Ya no es nada.

   

domingo, 7 de septiembre de 2014

     Capítulo Sueños...


     ¿Qué puedo incorporar a este espacio? ¿Algo propio, material, intangible, ideal, realista, surrealista,...?
Porque... ¿cómo describir los sueños? Anhelos, íntimos deseos, esperanzas posibles ó imposibles, metas, objetivos reales ó no, ilusiones morbosas, ...
     Los míos están entre todos esos, porque son visibles e invisibles, tangibles y etéreos, posibles e imposibles, íntimos y públicos, individuales y generales,...
     Creo que forman parte de nuestro sustento diario, que nos amarran de cierta forma al día a día, para que no soltemos amarras y alimenten nuestras esperanzas, que dan vida a nuestra alma. Sin un sólo deseo en nuestro ser estamos muertos. Ya no precisamos nada que nos aliente, que nos alegre y nos ilumine la mirada.
     Sin sueños nuestros ojos no brillan, se hunden en una negrura angustiosa que hace que los demás rehuyan nuestra compañía.
     Por otra parte esos sueños también se alimentan del conocimiento, de la evidencia, de la comparación.
     No queremos ni deseamos lo que no vemos, no conocemos, no sabemos que existe siquiera. ¿Cómo puede alguien del llamado tercer mundo desear el último grito en tecnología, si ni siquiera tiene sus necesidades más básicas cubierta? ¿o si no tiene noticia alguna sobre ese objeto?
    Por ello hay que empezar por lo básico, por lo que todo ser vivo desea nada más llegar a este mundo. El calor, el abrigo, la calidez del beso, del abrazo, el amor materno.
     Y luego el alimento, el sustento que calme nuestra sed y nuestra hambre. A un tiempo la protección del frío, del calor, del enemigo...
     ¡Cuántas cosas nada más llegar a la vida!
    Y luego, claro, según tengamos la suerte de abrir los ojos en un punto geográfico o en otro, pues culturalmente nuestros sueños también pueden variar. Desde el propio núcleo familiar ya se nos entrena para desear según qué cosas (si están mejor o peor vistas).
     No es nada fácil profundizar en esto si uno lo piensa bien ¿no?.
     Personalmente me gusta acostarme, cerrar los ojos y no tener grandes preocupaciones que me quiten el sueño. Sentir paz de alguna manera y no dejar espacio a la mala conciencia. Dejar que imágenes apacibles invadan mi cerebro y no me atormenten.
    Pero ¿y en el plano material, terrenal y real?
    Jajajajajjaa desde el añorado chalet con piscina, hasta la tranquilidad de una buena suma de dinero que me de seguridad de por vida. Es lo típico.
    Y la salud, física y mental. Un clásico también.
     Creo que también podemos confundir deseo con ilusión ó ¿son lo mismo?
     Porque no es el nombrado chalet con piscina, es el terrenito, no escandalosamente grande, con las vistas soñadas y con la casa de tus sueños. Tampoco un palacio frío y ostentoso. Es la parcelita donde vivir con tus cosas, rodeado de tus recuerdos y donde puedas dar cabida a las personas que llenan tu vida. Es la piscinita que refresque los rigores del calor. El jardin que te ate a la tierra y te dé la satisfacción de sus flores y sus frutos. El espacio donde respirar aire puro mientras el viento suave mueve tu pelo. Tu guarida. Tu reposo. El reflejo de tu interior. Paz y tranquilidad. Sin mayores lujos.
     Y moverse. Viajar. Conocer a fondo personas y lugares. Embelesarse con las maravillas del mundo. Gozar de los olores y los sabores que habitualmente uno no disfruta o no conoce.
     Amar y ser amado. Por verdaderos amigos. Por familia. Por tu media naranja.
     ¡Vaya, a lo tonto la lista de deseos se hace larga e interminable eh?
     Eso es porque mi vida, por fortuna, se desarrolla en un punto geográfico sin mayores problemas, que la enfermedad no hace mella ni en mi ni en mis seres queridos, que tengo techo y comida. Que me siento querida y que quiero. Que no paso los rigores de los cambios atmosféricos. Que...  ¡tantas cosas!
     Si mi lista de deseos, en realidad, se ciñe a extras o caprichos de los que quisiera gozar, debo darme por satisfecha y agradecer todo lo que tengo.
     Y eso intento hacer todos los días.
     Si no fuese así otro gallo cantaría.
     Esos son los míos pero ¿y los tuyos?

viernes, 5 de septiembre de 2014

   





      Perdiendo los sentidos

     Estoy desvelada, de ahí que tenga la necesidad de ponerme a escribir a estas horas.
     Ultimamente no dejo de entristecerme por como el paso del tiempo, de los años, hace mella en nosotros. Transforma a titanes en meras marionetas desmadejadas. A ídolos en peleles. A padres llenos de energía en ancianos a los que ahora hay que proteger y abrazar, cuando hace no tanto, era uno mismo el protegido y abrazado.
     Estos pensamientos me carcomen por dentro, porque no son ideas vagas que hayan decidido invadir mi cerebro de repente. Son reflejo de vivencias y análisis diario.
     Incluso me dió por darle la razón a James Dean, cuando decía ( o eso se le atribuye ), que hay que vivir deprisa y morir joven para dejar un cadáver bonito. Evitas la decrepitud y la dependencia.
     No es malo vivir o cumplir años. Lo malo es como se vive y cómo se cumplen esos años.
     Evidentemente, y aunque sólo fuese por caridad, hay que atender las necesidades de cualquier ser humano que, al final de sus días, no se valga por si mismo y dependa de los que le rodean para casi todo. Pero es duro, muy duro. Y nosotros miramos para otro lado no queriendo asumir que, de no palmarla antes, viviremos algo parecido dentro de nada. Que la vida pasa muy rápido, oye.
     De ahí la proliferación de Centros de día, Geriátricos más o menos dignos, ayudas a domicilio,... que a los aún no moribundos, nos facilitan la tarea.
     De ahí toda esta pesadumbre.
     No sé si con el paso del tiempo uno, ya carente de pudores y vergüenzas, es en realidad más auténtico que nunca en su vida. O si el cansancio de vivir nos deteriora los sentidos poco a poco hasta volvernos del revés.
     Puede que un poco de ambas cosas. Me da miedo pensar que yo, por esas circunstancias, pueda provocar algún "daño" a las personas que, queriéndome, estén cerca de mi cuando yo me vaya apagando. Bonito recuerdo les dejaría. Aunque también sé, por experiencia, que si de verdad te quieren, eso se perdona y se quedan con lo bueno de tu paso por este valle de lágrimas. Y hasta pueden  reirse de las anécdotas surgidas de un orinal que se cae, de las noches en vela bailando en cueros o del susto que produjo aquel sorbo de agua que se empeñó en ir por otro lado.
     ¿Qué seré si llego a la edad dorada? ¿qué parte de mi carácter aflorará en esos tiempos? ¿seré dócil? ¿seré impertinente? ¿me haré querer ó por el contrario mis allegados se repartirán resignados horario para estar conmigo porque no les queda otra?.
     ¡Qué lástima!
     Y cosas opuestas como la dulzura y la amargura, la aceptación y la rebeldía, la sumisión y el caos... aparecen casi sin avisar.
     He vivido con seres queridos que aún teniendo un fuerte carácter, han replegado sus alas y se dejaron hacer sin dar apenas problemas, aunque fisiológicamente a veces fuese complicado. Hasta en su despedida lo hicieron calladamente, con un suspiro.
     Otros dejaron aflorar aún más sus manías y descontentos, hiriendo (incluso de forma intencionada) al que les colocaba la almohada.
     Entonces... ¿quienes somos? ¿cómo somos en realidad? ¿somos los seres comedidos y domesticados que sonríen la mayor parte de la vida? o por el contrario... ¿los que liberados de normas y amparados en las arrugas y las canas sueltan la lengua, el gesto, la mirada y hasta la mano, en el ocaso de la vida?
     Se dice, si no me equivoco, que los niños, los borrachos y los locos, son los más sinceros. Añadiría que las personas, en la ancianidad también. Incluso demasiado. Mujeres y hombres que piropean con descaro, que hacen comentarios que producen sonrojo, que se saltan las normas sociales preestablecidas,...
     No sé si preocuparme o consolarme convencida que no será mi caso.
     Mientras tanto debo coger aire, tragar saliva y, dentro de lo humanamente posible, pintarme una sonrisa para atender a quién aún me necesite, esquivando eso si, el cojín que vuela sobre mi cabeza, recogiendo en el aire el vaso lleno antes de estallar en mil pedazos en el suelo, o haciendo oidos sordos a una frase desafortunada sobre mi gordo trasero.
     Paciencia.

domingo, 16 de febrero de 2014

     Cuando uno siente cosas, y quiere decirlas de forma más o menos bonitas, se pueden escribir cosas como esta...


Te escribo esta carta de amor desde el lugar donde rugen las olas,
recordando tus dedos que en mis rizos bailaban
la espuma se enredaba en nuestros pies y
tus labios ansiosos mis labios buscaban
guardando nuestro amor en caracolas.

Te escribo esta carta de amor porque añoro tu sombra en estas playas.
Finjo a las gaviotas que no te extraño,
que es el viento quien hace llorar mis ojos,
que no ansío cogerte de las manos
esperando que si vuelves no te vayas.

Te escribo esta carta de amor porque lo quiere así el destino.
No dejando que se acorte la distancia
que nos lleva a despedirnos sin remedio,
haciéndonos coger otros senderos
convirtiendo nuestro amor en peregrino.

Te escribo esta carta de amor esperando que sin más tardanza
el tiempo haga rápido su labor
y te traiga a mi de nuevo, amor,
para así definitivamente retomar
un futuro juntos lleno de esperanza.


Teresa A.


     Espero que a más de uno... le haya gustado. Pero con "uno" me basta y me sobra.

jueves, 6 de febrero de 2014

    Estamos acostumbrados. Eso dicen. La fama de zona permanentemente lluviosa nos acompaña siempre, aún cuando siempre haya matices. De todos modos lo de "estar acostumbrados" es bastante personal. Yo  no.                                                                                                                                                               
Yo no quiero acostumbrarme a esta permanente falta de luz y al caer incesante, día y noche, de llovizna, chaparrón, aguacero, granizo, rayos, truenos y vientos huracanados que, como perlas de un rosario se van   enfilando una tras otra.                                                                                                                                

    Es un invierno, no duro, durísimo. Tanto el interior como la costa sufren los rigores de los más enfurecidos fenómenos atmosféricos. Porque donde no llueve, nieva. Donde el mar no golpea salvaje y libremente la    costa con sus atronadoras olas, desborda rios. Y donde el dios Eolo no arranca tejados, parte árboles o       los arranca para siempre de las entrañas de la tierra que les dió sustento.                                                                             
  Depresión, tristeza, desgana, hastío, iiritabilidad,... y falta de esa famosa vitamina D tan necesaria para tener a tono nuestro organismo.                                                                                                                
                                                    
   Y lo peor, lo más tremendo de todo esto, el varapalo económico que en estos tiempos azota a pescadores, mariscadores, vendedores ambulantes, lonjas, mercados,agricultores, intermediarios, ... y un sinfín de sectores que, por el exceso de agua en sus cultivos, por lo inaccesible del mar embravecido, por no poder apuntalar sus puestos de venta y ampararse de los fuertes vientos,... pues están sufriendo importantes pérdidas económicas. Todos los sectores que dependen de ellos, fábricas, mercados, ... también. No es una broma. No sólo deja uno de pasear por la calle, el campo, la playa,... o fumarse el cigarrito en una terraza.   
                                     
 Empieza a haber mucho drama detrás de todo esto. Pérdidas de ingresos en hogares ya bastante vapuleados por la famosa crisis.                                                                                                               .  

      Empecemos a ver, detrás de cada B gigante de borrasca, o de cada linea prieta de isobáras, otra cosas que no sean " bah ahí siempre llueve", "por eso yo no paso mis vacaciones allí",... o  "están  acostumbrados"